domingo, 22 de noviembre de 2009

VIDA DE PADRE

Ciro Alegría tuvo en total 6 hijos: dos, Ciro y Alfonso, con su primera esposa y cuatro, Cecilia, Ciro, Gonzalo y Diego, con Dora Varona, de éstos últimos, Diego nació después de haber fallecido el escritor y lamentablemente falleció cuando sólo tenía 14 años.

Ciro era un hombre muy ocupado; al subir al cargo de diputado, carecía de tiempo suficiente para pasarlo con sus hijos, dejando, esta ausencia, una marca en ellos. Pero era el domingo, el día que les dedicaba enteramente, aprovechando el día para salir con ellos y leerles sus obras, inculcándoles el amor por los libros, tal como confiesa su hija Cecilia en una entrevista realizada por Elvira Luna, he aquí una de las preguntas que le formularon:

-Aunque eras muy pequeña en 1967, cuando tu padre falleció, me imagino que debes tener algunos recuerdos de él. ¿Cuáles son las memorias más gratas y cuáles las más ingratas que guardas de él? Por ejemplo, ¿recuerdas algo que tu madre te haya comentado a través de los años sobre lo que significó para tu padre haber sido alumno de César Vallejo?

-La memoria más ingrata es la de su ausencia. Dedicado a la política y siendo diputado por Lima no tenía tiempo para su familia. Sólo los domingos nos los dedicaba casi por completo. Justamente se relacionan con esos días mis recuerdos más hermosos. Como aquellos de nuestros paseos al río, cuando papá se ponía su sombrero alón y su camisa blanca.... se sentaba sobre una piedra y, mientras nos contemplaba jugar a la pesca, leía en voz alta para nosotros algunos de sus cuentos o pasajes de sus obras... Mamá cuidaba de que no nos cayéramos al río y mis dos hermanos menores y yo apreciábamos la belleza del paisaje de Chaclacayo y la estética de lo que papá nos leía, aunque no entendiéramos muy bien de qué se tratara debido a nuestra corta edad...
Cuando los periodistas me formulan esta pregunta, siempre digo que el mayor legado que Ciro Alegría les dejó a sus hijos fue el amor a los libros, fuente de sabiduría y cultura...
Así como a nosotros nos marcó su distante presencia en nuestra primera infancia, así a él le impactó profundamente el haber sido alumno del gran poeta César Vallejo durante su primer año de escuela.
"Aún recuerdo la sensación que me produjo su mano fría, grande y nudosa, apretando mi pequeña mano tímida y huidiza debido al azoro... Nunca había visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición que terminó por contagiárseme... “comenta en sus Memorias.

Quizá Ciro no haya sido un padre dedicado enteramente a sus hijos, pero sí fue un ejemplo a seguir por ellos, enseñándoles el valor de la humildad, el sentimiento de superación, etc.

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